El Ministro de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), Fernando Griffith, quien se encuentra en París, Francia, mantuvo varios encuentros con altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a fin de lograr captar cooperación e intercambio de experiencias para la defensa del patrimonio histórico y cultural de nuestro país.
En tal sentido, junto con Leticia Casati, Encargada de Negocios de la Misión Permanente del Paraguay ante la UNESCO, se entrevistó con Tim Curtis, Director de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO.
Cabe destacar que la Secretaría se encuentra abocada en la actualidad a la reglamentación de la Ley No. 5.621/16 “De Protección al Patrimonio Cultural”, motivo por el cual el intercambio de opiniones con la UNESCO es de gran importancia para el Paraguay.
Además el titular de Cultura realizó una jornada de trabajo con Danielle Cliché, Jefa de la Sección de Diversidad de Expresiones Culturales del organismo internacional, a fin de llevar adelante la preparación de la 10ª Reunión del Comité Intergubernamental para la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (Convención 2005), de la cual nuestro país es miembro. La misma se desarrollará en la sede de la UNESCO, situada en la capital francesa, del 12 al 15 de diciembre.
Otras de las gestiones impulsadas por el ministro Griffith están orientadas a conseguir la inclusión de los museos paraguayos en Google Arts; para ello, mantuvo un fructífero diálogo con Bahía El Oddi, Chance Coghenour y Pierre Caesa, en el Laboratorio del Google Cultural Institute; y sobre este mismo tema, hizo lo propio con Suay Askoy, Directora de la ICOM (International Council of Museums).
De igual forma, se prevén varias reuniones con autoridades francesas del ámbito cultural a fin de reforzar la cooperación con esa importante nación europea y analizar actividades conjuntas a desarrollar durante el inminente año del Centenario de Augusto Roa Bastos.
Cabe recordar que el Premio Cervantes 1989 por su obra “Yo el Supremo”, residió en Toulouse durante casi 15 años, en cuya Universidad ejerció la docencia, en parte del dilatado exilio que le tocó vivir bajo las dictaduras de Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner.
