Conmemorarán los 150 años del fallecimiento del General Díaz

03-02-2017

Enmarcado en la Conmemoración de la Epopeya Nacional, el martes 7 de febrero se recordará el 150 Aniversario del fallecimiento del General José Eduvigis Díaz, vencedor de la Batalla de Curupayty durante la Guerra contra la Triple Alianza. El acto se desarrollará el martes 7 de febrero, en la ciudad de Pirayú, desde las 8:00 horas, con una puesta en escena de la Guerra del 70, en la Estación del Ferrocarril de la mencionada ciudad. Luego a las 8:20 horas, se prevé la llegada de las autoridades en el citado lugar.

Seguidamente, a las 8:30 horas se dará inicio al desfile de la comunidad, con transporte del ataúd del General Díaz, restaurado por funcionarios técnicos de la Dirección de Registro, Catalogación y Restauración de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC). El féretro será escoltado por los jinetes del Regimiento Acá Vera y los cadetes de la Academia de la Policía Nacional, autoridades nacionales desde la Estación del Ferrocarril rumbo a la Iglesia Virgen del Rosario de Pirayú.

A las 8:45, está prevista la invocación religiosa a cargo del padre Amancio Ozuna; seguido de un acto cultural. Más adelante, para las 9:15, partirá de la Iglesia al Solar del General Díaz, donde se realizará el acto central con las palabras de bienvenida del intendente de Pirayú, Guido Gayoso, y de los ministros de la Secretaría Nacional de Cultura, Fernando Griffith, y de Defensa Nacional, Diógenes Martínez. El acto finalizará con una ofrenda de Corona de Laureles.

El General José Eduvigis Díaz, nació en la Compañía Cerro Verá, de Pirayú, el 17 de octubre de 1833. El futuro vencedor de Curupayty comenzó su carrera militar a los 18 años, en el batallón de milicianos de Infantería en Asunción. Cuando se iniciaron las hostilidades con el Brasil en octubre de 1864, le fue confiada a Díaz la formación del Batallón 40, la célebre Unidad integrada con los jóvenes de familias asuncenas, que se cubriría de gloria en varios combates hasta quedar exterminada en la batalla de Avay, en diciembre de 1868.

Su papel en la guerra fue excepcional, mostrando sus dotes de líder en las sucesivas batallas de Corrales, Estero Bellaco, Tuyuti, Yataity-Corá y Sauce Boquerón. Rápidas promociones premiaron sus hazañas. Llegaría a General de Brigada luego de la sangrienta batalla de Tuyuti, el 24 de mayo de 1866, donde comandó una de las tres columnas de ataque al campamento aliado.

Curupayty lo hizo inmortal en la memoria paraguaya. Las fuerzas que encabezó, el 22 de setiembre de 1866, estaban integradas por las 3 armas: 7 batallones de infantería, 3 regimientos de caballería, y 2 baterías de artillería. Estas fuerzas rechazaron sucesivos asaltos del ejército aliado de unos 20.000 hombres, apoyados por una poderosa artillería de tierra y las baterías de la escuadra brasileña que disparaban sobre el flanco costero de las líneas paraguayas. Durante todo el combate, Díaz se mantuvo de pie junto bajo la lluvia de balas, dirigiendo la batalla y alentando a sus soldados. Cuando las tropas aliadas se retiraron de las trincheras paraguayas, tras su última tentativa infructuosa de conquista, montó a caballo y recorrió sus líneas saludando a sus bravos soldados.

Luego de Curupayty, y como resultado de la victoria paraguaya, las hostilidades sufrieron un estancamiento por varios meses. El 26 de enero de 1867, mientras observaba los movimientos de la escuadra imperial desde una canoa, sin cuidarse de los disparos que le hacían desde los buques brasileros, una bomba rebotó sobre el agua estallando en la embarcación, que volcó con sus tripulantes alcanzados por la metralla. Díaz cayó al agua con una pierna destrozada, siendo salvado por su ahijado, el famoso sargento Cuati.

El doctor Skiner realizó la amputación de la pierna herida. El 7 de febrero de 1867, José Eduvigis Díaz pidió la presencia del Mariscal Francisco Solano López. Después de encargarle su espada y lamentar que se fuera con la tarea inconclusa, su vida fue apagándose lentamente. Se había preparado para el momento, estaba vestido con sus ropas de general. Sus últimas palabras fueron dirigidas a López hablándole “de perdón y patria”. Falleció a las 16:45 horas.

El féretro llegó a Asunción el 9 de febrero y una muchedumbre se congregó en el Puerto, además de las autoridades nacionales, encabezadas por el vicepresidente Francisco Sánchez. El ataúd, elaborado en madera de cedro con un delicado tallado, deja ver las iniciales de José Eduvigis, y los nombres de las batallas donde participó. Sin embargo, solo se usó para rendir homenaje y recordar al héroe. Sus restos fueron colocados en un cajón más modesto que quedó en el Cementerio de la Recoleta hasta el 1 de marzo de 1939, cuando fueron desenterrados para ser depositados en el Panteón Nacional de los Héroes.